Conclusión.


En el presente trabajo hemos analizado dos teorías que responden a la necesidad de reflexión sobre el peligro que representa el desarrollo tecnocientífico. Desde el comienzo de la técnica, ha habido en el ser humano, una cierta ambición por ir superándose a sí mismo en el desarrollo de la técnica, sin reflexionar en las consecuencias y efectos que ésta podría tener sobre el hombre, el futuro y el medio en el que habita. Dicha falta de reflexión y pensamiento crítico lleva a ambos autores a establecer una teoría que conlleve un desarrollo tecnocientífico sostenible para el futuro del ser humano y el planeta. Las teorías de Jonas y Beck traen a colación la cuestión de la responsabilidad del ser humano para con los humanos futuros y la naturaleza ¿tiene el ser humano responsabilidad sobre el futuro y el planeta?, o por el contrario, ¿el ser humano debe desarrollar su poder tecnocientífico más allá de las cuestiones éticas?

Para Jonas la respuesta es clara, el ser humano es el único ser libre, y esa libertad conlleva responsabilidad con los humanos futuros y con la naturaleza. Con los hombres futuros porque el ser humano ha de posibilitar la existencia de la esencia humana, con la naturaleza porque es la morada del hombre y sólo en ella puede darse una auténtica existencia de la esencia humana. Jonas funda su ética en la metafísica del ser y el deber, ya que la responsabilidad para con el futuro (lo que no existe) es infundamentable, con ello formula un imperativo “que haya humanidad en el futuro”, para que lo anterior ocurra los hombres del presente deben concienciarse respecto al riesgo del desarrollo tecnocientífico y hacerse responsables de las acciones que lleven a cabo para así proteger la existencia futura de la auténtica esencia humana. Jonas realiza una defensa total de la esencia del hombre, para la cual formula dos imperativos, que tan sólo puede darse en la tierra y que dicha esencia tiene que existir en el futuro. El desarrollo tecnocientífico aumenta el poder del hombre, y ésto conlleva un aumento de su responsabilidad respecto a las consecuencias que derivan del poder. La teoría de las responsabilidad de Jonas se fundamenta en el siguiente imperativo: “Obra de tal modo que los efectos de tu acción sean compatibles con la permanencia de una vida humana auténtica en la Tierra”, la responsabilidad del ser humano consiste en moderar su acción teniendo en cuenta las consecuencias que ésta pueda tener para el futuro del hombre y la naturaleza. Aquí surge el siguiente interrogante: ¿cómo se hace al ser humano responsable?, Jonas propone como respuesta la heurística del temor. La única forma de que el ser humano se conciencie de la responsabilidad que tiene para con la esencia humana y la naturaleza, es a través de la observación de los horrores que sus acciones pueden conllevar, al ser consciente de las consecuencias de su acción, se crea en el ser humano un temor, que en lugar de paralizarlo, lo activa para llevar a cabo las medidas convenientes que contrarresten las consecuencias de su acción. Dicho temor comienza en la incertidumbre que resulta de la esperanza que los hombres tienen en la acción que se proponen realizar, las consecuencias de dicha acción no son predecibles completamente, por lo que este horizonte de duda provoca en el hombre el respeto, es decir, el temor que le activa, que conduce a la conciencia del hombre de la responsabilidad que tiene respecto a la esencia de hombre y la naturaleza. Este concepto de hombre, que solo es capaz de ser responsable a través del miedo, observamos que puede estar influenciado por el contexto del autor: Jonas vivió las dos guerras mundiales acontecidas en el siglo XX, luchó junto al ejército inglés en la segunda guerra mundial y su madre falleció en un campo de concentración. Una de las críticas más notables que hemos encontrado a la ética establecida por Jonas es la ambigüedad que existe en su concepto de lo bueno y lo identificable con el valor, a saber, la existencia, el ser y la biología. Esta crítica postula que Jonas no deja claro si este naturalismo que establece que la biología es la esencia del ser, es compatible con una autonomía racional del sujeto moral y ético.

La respuesta de Beck a la pregunta sobre si el ser humano tiene responsabilidad para con el futuro y la naturaleza, es afirmativa, a través de la tecnociencia el ser humano pone en peligro su propia supervivencia poniendo en peligro a la naturaleza. Para Beck el tránsito de la primera modernidad, en la que el Estado-Nación es capaz de responder a las demandas sociales, a la Segunda Modernidad, caracterizada por el riesgo global, al que el Estado-Nación no puede hacer frente, debido al proceso de globalización, es el que ha dado lugar a la situación actual de la tecnociencia, en la cual se ha de plantear nuevos paradigmas de resolución de los riesgos, a los que el desarrollo tecnocientífico conduce. En palabras de Beck "Riesgo es el enfoque moderno de la previsión y control de las consecuencias futuras de la acción humana, las diversas consecuencias no deseadas de la modernización radicalizada", es decir, el concepto de riesgo surge como consecuencia de la confrontación de la modernidad con las consecuencias no deseadas de sus propias acciones. El Estado-Nación no puede hacer frente a los riesgos y por lo tanto surge una forma política, la comunidad mundial, que supone una nueva forma de organización política y estructuración de la sociedad. Entre la política y la sociedad surgen las “comunidades del riesgo”, formadas por sujetos que se autoorganizan cuando se sienten en riesgo, por algo que se percibe como un peligro para la sociedad, y lógicamente se sienten afectados por dicho riesgo; son la nueva forma que adquiere la lógica de la acción colectiva en las sociedades del riesgo, y que se diferencian de las clases sociales u otros grupos de interés, colectividades propias de la sociedad industrial clásica, que no han dejado de existir en la Segunda Modernidad. Beck propone como respuesta al fenómeno de la globalización, el término glocal, es decir, que los riesgos en la Segunda modernidad traspasan lo local, y repercuten globalmente, por ello ha de surgir, como respuesta al riesgo que conlleva el desarrollo tecnocientífico, un nuevo sistema político y una nueva organización social, a través de los cuales se pueda prever y hacer frente a los riesgos globalmente, para así salvaguardar la supervivencia del ser humano y de la naturaleza, sin la cual no puede preservar su existencia.


Las teorías de Jonas y Beck, además de partir de la misma problemática, no son excluyentes entre sí, sino que se complementan, Jonas aporta la ética necesaria para que el ser humano se conciencie respecto a las consecuencias de sus acciones, y Beck señala la necesidad de una transformación política y social, para hacer frente al riesgo que conllevan la globalización y el desarrollo tecnocientífico. Actualmente, observamos una tendencia en el ser humano, de no reflexionar sobre las consecuencias del desarrollo tecnocientífico, éste último es considerado como una fuente de conocimiento y novedad, de la que se tiende a no prever las consecuencias, pero según Jonas y Beck la tecnociencia debe ser regulada, según las consecuencias que conlleven sus nuevos avances, para asegurar la supervivencia del ser humano y preservar la naturaleza. En la actualidad los riesgos aún no han llegado a sus consecuencias más devastadoras, por lo que la sociedad tiende a no admitir la existencia de éstos y el peligro en el que el planeta y la humanidad se encuentran, ¿ha de llegar el día en que no haya agua potable en el planeta, para que el ser humano se conciencie respecto a su responsabilidad, debido al poder que ha adquirido? Beck y Jonas advierten a través de sus teorías que este día llegará, y para ese entonces las consecuencias serán irreversibles, por lo que los humanos presentes hemos de concienciarnos y tomar medidas para que no llegue, para que la humanidad pueda seguir existiendo y progresando (de forma responsable), y para no destruir el planeta en el que vivimos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario